viernes, noviembre 22, 2024
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Show nuevo, energía nueva con La maldita Vecindad y los hijos del 5to patio

La banda presentó ayer su espectáculo Noches de Kumbala desde el Teatro Metropolitan, donde, con un sold out, integrantes y fans lo dieron todo

Fue apenas a principios de año que Rolando Ortega, alias Roco Pachukote, fue hospitalizado de emergencia debido a una reacción alérgica a antibióticos, pero los problemas de salud del vocalista de La Maldita Vecindad parecen haber quedado atrás, pues la noche de ayer, con su show Noches de Kumbala, el cantante lideró una velada cargada de una electrizante energía que se activó bajo su interruptor.

Pero el cantante no era el único que llegó dispuesto a darlo todo, pues el Teatro Metropolitan se atiborró de múltiples fans, cincuentones en su mayoría, que iban con la emoción a flor de piel y listos para detonar la bomba de ska, reggae y rock de los viejos tiempos.

A las 20:43 horas el escenario recibió así a su Pachukote y compañía, quienes arribaron vestidos de pachucos, con sacos largos, sombreros con plumas e instrumentos, listos para inmortalizar una velada más junto a sus seguidores.

El espectáculo arrancó como lo han hecho ya tradicionalmente otros, con una ceremonia en la que audiencia y músicos “piden permiso a los guardianes de la Tierra y a los ancestros”, para llevar a cabo su fiesta.

“Bienvenidos a esta noche de pura celebración de paz y baile”, pronunció el líder sacudiendo una sonaja con cascabeles por los aires, siendo aclamado por sus seguidores, y una vez con el permiso otorgado, el líder canalizó toda esa energía con fuertes movimientos entre meneos de rodillas y patadas por los aires.

“¡Que se oiga la bulla allá arriba!”, gritó el artista de 58 años, quien se quitó como 20 años con esos movimientos y quien para las primeras rolas, Cenizas Bailando, ya tenía a todos saltando con los brazos arriba.

“No aguanto más, quiero bailar”, coreaban los asistentes a todo pulmón junto a Roco, sacando en efecto sus mejores pasos.

“Ya se está sintiendo el calorcito de puro estar bailando y echando relajo. Qué chido verlos a todos, aunque desde acá se vean puros
puntitos.

“Qué chido que estamos vivos, sanos y cerquita, compartiendo la alegría de la música”, pronunció el cantante con una sonrisa de oreja a oreja, agregando lo feliz que se sentía de poder estar ahí y “volver a conectar”.

La felicidad y emoción era mutua y desde los asientos no se podía diferenciar quién estaba más contento, si los siete músicos bailoteando de arriba a abajo para sus fans o la audiencia, que brincoteo tanto y con tal coordinación y entrega que puso a temblar la pista del recinto.

Tal vez se debió a que minutos antes el músico realizó otra ceremonia ahora para sacudir la enfermedad y la negatividad de los tiempos.

“¡Se va, se va, se fue!”, decretó Roco. “Bienvenida la alegría, la paz, la salud, la conciencia, la libertad. ¡Qué viva México! Y ahora sí, ya bien contentos sin que nada nos moleste, como decía mi abuelita: ya lo pasado, pasado”, agregó para entonar su versión del éxito de José José.

Pata de perro, Mujer, Un gran circo, Los agachados Don Palabras formaron parte del primer set en el que guiados por un líder que no dejó de saltar y bailar a lo largo de todo el escenario, incluso compartiendo el micrófono con algunos fans, crearon una presentación explosiva, probando que no se necesitan escenarios masivos ni multitudes extraordinarias para perder
el control.

Tras ese torbellino de adrenalina, Roco pidió a su público unos minutos para la siguiente parte del show, en la que pasarían a un formato acústico y por ende más tranquilo, no sin antes ofrecer un puente musical cargado de cumbia con el que compartió un poco más de baile con la audiencia, que pese a los asientos, se atiborraba para alcanzar a la banda.

Minutos después llegó el segundo set para el que la agrupación montó su propia vecindad conjuntándose en el centro del escenario con la fotografía de la explanada de una vecindad de la ciudad proyectada de fondo.

“Cómo cuándo se armaba así en la vecindad y compartíamos la música así, cerquita. Porque en esta industria creen que la música es sólo entretenimiento, pero no, es identidad, tradición, una forma muy profunda de compartir los conocimientos y sentimientos”, explicó el cantante.

“Después de la pandemia todos tenemos un amigo o familiar que trascendió, así que quiero dedicar la siguiente canción especialmente a todos los seres que amamos y trascendieron a otro plano, esta va dedicada para nuestro hermano Sax”, agregó.

Tras sus palabras todos se pusieron de pie para aplaudirle al músico, quien falleció en 2021 tras contraer covid-19.

La Martiniana resonó entonces por todo el lugar y la letra fue coreada por todos los fans convirtiendo aquello en una especie de homenaje.

Mojado, Tatuaje Con sólo tocarte siguieron, temas en los que pese a ser más lentos, no cesaron los bailes ni las descargas eléctricas en forma de solos instrumentales.

Pero para cerrar como se debe, el vocalista y compañía regresaron a sus himnos de ska y rock y retomando los saltos justo donde los dejaron, volvieron a los números de descontrol a ritmo de Apañón, Apariencias, Rafael y, por supuesto, Pachuco.

CRÉDITOS: EXCELSIOR

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