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“Agua pública, reglas firmes: así cambia el uso del agua en México”

En diciembre de 2025, el gobierno mexicano aprobó una nueva normativa sobre el uso del agua en el país, que refuerza los controles sobre el aprovechamiento de los recursos hídricos y define con claridad derechos, obligaciones y sanciones. Ahora, el agua se reafirma como un bien propiedad de la Nación; nadie —persona física o moral— puede considerarla un bien privado.

Para poder extraer o utilizar agua —ya sea de ríos, lagos, acuíferos o zonas costeras— será indispensable contar con una concesión o asignación oficial emitida por Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Estas concesiones estarán sujetas a estrictos criterios de disponibilidad, calidad y respeto a cuencas y ecosistemas.

Se prohíbe, además, que concesionarios vendan, cedan o transfieran sus derechos de agua de manera privada. En caso de que no utilicen el volumen asignado, ese permiso podrá ser retirado y reasignado por el Estado.

La ley también incorpora normas estrictas para proteger la integridad ambiental: regula las descargas de aguas residuales, su tratamiento adecuado y los límites de contaminación —para evitar daño a ríos, lagos, cuencas y costas, y cuidar la salud pública y los ecosistemas.

En materia de sanciones, las consecuencias para quienes violen la normativa son severas: desde multas hasta penas de cárcel —por ejemplo, por cambiar el uso del agua concedida, realizar descargas sin tratamiento, desviar cauces o usar agua sin permiso.

Finalmente, este marco normativo enfatiza un uso responsable y sostenible del agua, buscando asegurar su disponibilidad futura y proteger a las comunidades, el ambiente y los ecosistemas. El acceso al agua potable, su saneamiento y distribución equitativa quedan garantizados como un derecho humano básico.

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