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«Entre la sequía, la plaga y el cierre del norte, ganaderos se reinventan con carnicerías premium»

Los ganaderos mexicanos atraviesan una crisis en tres frentes: una prolongada sequía, el ataque del gusano barrenador y la suspensión de exportaciones a Estados Unidos. En este contexto, muchos han optado por reconvertir su negocio, apostando por carnicerías de lujo y el mercado interno para sobrevivir.

Un caso emblemático es el de Martín Ibarra Vargas, quien tras dos años de sequía y la imposibilidad de exportar ganado debido a la plaga, ha diversificado sus actividades: ahora se dedica a la apicultura, la cría de ovinos y la venta de leche. Aunque sus ingresos actuales son apenas una fracción de los que obtenía con las exportaciones, esta estrategia le permite resistir lo que llama los “tiempos de vacas flacas”.

Durante los últimos meses, productores sonorenses han vendido más de 35 000 cabezas de ganado en el país, aunque esto ha implicado una pérdida del 35 % en los ingresos al compararse con el precio de exportación. Sin embargo, la carne de Sonora, reconocida por su alta calidad genética, ha empezado a abrirse paso en puntos de venta selectos, incluso llegando a mercados tan distantes como Japón.

Esta transformación se enmarca en un escenario en el que el cierre de frontera por la detección del gusano barrenador —una larva parasitaria que ataca tejidos y representa una amenaza mortal para diversos animales— ha obligado a los ganaderos a replantear sus fuentes de ingresos. Frente a este panorama adverso, los que han logrado adaptarse apuestan por darle un giro al negocio, impulsando productos diferenciados que puedan valorizarse dentro del país.

 

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