Desde Washington se han activado nuevas barreras arancelarias contra productos chinos, lo que intensifica la confrontación económica entre Estados Unidos y China. Esta escalada no solo afecta a sectores tradicionales como la manufactura y el comercio, sino que también genera ondas de choque en el mercado de las criptomonedas, donde inversores evalúan el impacto de las medidas proteccionistas.
Las sanciones impuestas sobre bienes importados de China buscan reducir el déficit comercial y presionar sobre la producción extranjera, pero provocan reaccionas en cadena. China, por su parte, puede responder con represalias que afecten cadenas de suministro globales. Ante estos movimientos, los activos digitales —muchos de ellos dependientes de infraestructura tecnológica global— podrían enfrentar alta volatilidad. Algunos ven en ellas una vía de escape frente a la incertidumbre monetaria; otros, un terreno de riesgo elevado.
Mientras los gobiernos debaten y las economías reaccionan, los observadores financieros advierten que el verdadero efecto podría sentirse en mercados secundarios: divisas emergentes, acciones tecnológicas y, por supuesto, criptomonedas. Si la guerra comercial se intensifica, el retraimiento del capital hacia refugios tradicionales podría dejar las criptomonedas como un experimento volátil dentro del torbellino global.