El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una extensión de 90 días para posponer la imposición de nuevos aranceles sobre productos mexicanos no contemplados en el TMEC. Estos incluyen gravámenes del 25 % sobre automóviles y fentanilo, y 50 % sobre acero, aluminio y cobre, que seguirán vigentes durante este periodo.
La decisión se tomó tras una llamada «muy fructífera» entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la que México se comprometió a eliminar múltiples barreras comerciales no arancelarias.
En entrevista con El Universal, Oscar Ocampo, director de Desarrollo Económico del IMCO, subrayó que México goza de una posición más favorable frente al entorno comercial global que otros socios de EE.UU. El acuerdo aporta cierta estabilidad al sector empresarial y protege las cadenas de valor, aunque la incertidumbre no desaparece.
Para el sector privado, esta prórroga representa un alivio momentáneo frente al posible aumento de aranceles al 30 %, pero también recalca la dependencia de México ante medidas proteccionistas condicionadas por negociaciones de seguridad, migración y narcotráfico.
En síntesis, el aplazamiento ofrece tiempo valioso para dialogar y evitar impactos inmediatos en exportaciones, pero no elimina la amenaza de tensiones comerciales que aún podrían reactivarse si no se acuerda una solución sólida antes del vencimiento del nuevo plazo.