Neil Peart ha sido un hombre fuerte, mucho más de lo que suponemos, y ha vivido situaciones que cualquier humano simplemente no podría resistir. Tras finalizar una gira con Rush en apoyo de su último álbum, “Test For Echo”, que duró hasta principios de julio de 1997, una experiencia terrible lo aguardaba.
Fue el 10 de agosto de ese año, que la primera y única hija de Peart, Selena Taylor, de 19 años, murió en un accidente automovilístico mientras conducía a la universidad en Toronto. Solo unos meses después, a su esposa Jackie, le diagnosticaron cáncer terminal y luego murió a lo que el consideró como una muerte propulsada por el dolor de la pérdida. Peart les dijo a sus compañeros de banda de Rush el día del funeral de su hija que deberían “considerarme retirado” y la banda no pudo hacer más que comprender esta dolorosa decisión. Ese era el final de Rush para muchos y uno de los golpes más duros en tan poco tiempo para una persona.
La autoterapia
Con la banda en hiato y las cosas muy inciertas a futuro, más tarde Neil emprendió un viaje en motocicleta de 14 meses a través de América del Norte, hacia México a Belice y de regreso. La motocicleta y el viaje fueron una real terapia, que evidencia muy bien su libro Ghost Rider: Travels on the Healing Road y que quedan relatadas en el excelente documental sobre la banda “Beyond The Lighted Stage”, en que expone este viaje como catalizador de una reinvención humana y filosófica y que propagaron sus ganas de volver , y cómo había tenido una revelación en aquel viaje introspectivo por lo que había vuelto a encontrar motivación para vivir.
Peart A principios de 2001, anunció a sus compañeros de banda que estaba listo para volver a grabar y actuar. El producto del regreso de la banda fue el álbum de 2002 “Vapor Trails”, por cierto, un gran disco donde la banda retomaba el sendero del rock que había dejado y donde las letras de Peart hablaban de su viaje (la misma “Ghost Rider”, por ejemplo). Sin duda fue una alegría para sus fans y compañeros de banda, ver a Neil de vuelta después de tan profunda crisis emocional, pero donde se le vio volver más fuerte que nunca.
Calidad profesional y humana, fuerza interior sorprendente son solo algunas cualidades ejemplares que nos dejó el maestro de la batería de Rush y del rock de todos los tiempos.
Por Patricio Avendaño R.
ARTÍCULO ORIGINAL DE NACIÓN ROCK (www.nacionrock.com)
La muerte en vida de Neil Peart: el devastador año en que perdió a su esposa e hija