El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó de manera inesperada la cumbre del G7 en Kananaskis, Canadá, debido a la escalada del conflicto entre Irán e Israel. Antes de su salida, Trump expresó su apoyo a Israel y emitió una alerta en redes sociales instando a la evacuación de Teherán. Su partida precipitó la cancelación de varias reuniones bilaterales, incluida la que tenía prevista con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum confirmó que Trump tomó la decisión de retirarse por la situación en Medio Oriente, lo que obligó a posponer su primer encuentro cara a cara. A pesar de ello, la presidenta mexicana continuó con su agenda, manteniendo reuniones con líderes de Canadá, India y la Unión Europea. Sheinbaum expresó su esperanza de que la situación no se agrave y reiteró la importancia de la paz en la región.
La salida de Trump también generó inquietud entre otros líderes del G7, quienes habían estado trabajando en una declaración conjunta sobre Oriente Próximo. La ausencia del presidente estadounidense dejó un vacío en las discusiones, especialmente en temas como el conflicto en Ucrania y las relaciones con Rusia.
Este evento resalta las tensiones actuales en la diplomacia internacional y la influencia de las decisiones unilaterales de líderes como Trump en foros multilaterales como el G7