La discusión sobre la reducción de la jornada laboral vuelve a tomar fuerza en México, donde se analiza establecer un límite máximo de 40 horas semanales. La propuesta busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, reducir el desgaste físico y mental, y alinearse con estándares internacionales.
Mientras el debate continúa en el país, en Estados Unidos ese esquema está vigente desde mediados del siglo XX. La legislación federal estadounidense fija la semana laboral en 40 horas y obliga a las empresas a pagar tiempo extra a partir de la hora 41, con un incremento mínimo del 50 % sobre el salario base.
Actualmente, el salario mínimo federal en EE.UU. —que puede variar dependiendo del estado— equivale a 7.25 dólares por hora, es decir, alrededor de 136 pesos mexicanos. Además, existen estados donde el pago mínimo por hora es todavía mayor, lo que fortalece los beneficios laborales.
En México, sindicatos y especialistas en derecho laboral señalan que la reducción de la jornada no sólo tendría impacto en el descanso, sino también en la productividad y retención de talento. Sin embargo, para muchos negocios —especialmente pequeñas y medianas empresas— la transición requerirá ajustes operativos y apoyos gubernamentales para evitar un impacto económico negativo.
De aprobarse la reforma, México se sumaría a países que ya han actualizado su legislación para adaptarla a nuevas dinámicas laborales y a modelos más orientados al bienestar de las personas trabajadoras.

