Los Dodgers de Los Ángeles se preparan para disputar una nueva Serie Mundial, pero el contexto alrededor del equipo es muy distinto al que marcó décadas atrás la llamada “Fernandomanía”. Esta vez, el club llegará al Clásico de Otoño sin un solo pelotero nacido en México dentro de su roster, un hecho que contrasta con la profunda conexión que la franquicia mantuvo durante años con la afición mexicana y mexico-americana.
Durante los 80 y 90, el equipo se convirtió en un símbolo de orgullo para la comunidad latina en California, en gran parte gracias al impacto histórico de Fernando Valenzuela. Su llegada no solo transformó a la organización, también abrió las puertas para que generaciones enteras de niños mexicanos soñaran con vestir ese uniforme.
Hoy, el panorama es otro. La actual plantilla está marcada por la fuerte presencia de estrellas japonesas como Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto, quienes han captado la atención global y generado una nueva ola de seguidores provenientes del mercado asiático. Los Dodgers parecen haber cambiado su enfoque deportivo y comercial, apostando por talento internacional sin raíces mexicanas, pero con un impacto masivo en audiencia y proyección mediática.
Aunque el cariño hacia la comunidad mexicana sigue vivo en las gradas y en las calles cercanas al Dodger Stadium, la representación en el terreno de juego se ha desdibujado. Mientras el equipo busca otro campeonato, también queda abierta la pregunta: ¿volveremos a ver pronto a un mexicano protagonizando esta historia