El 21 de junio de 2025, Estados Unidos inició una ofensiva militar de alta precisión, denominada Operación Martillo de Medianoche, en tres centros nucleares iraníes: Natanz, Isfahán y Fordow. La acción fue encabezada por bombarderos B‑2 furtivos, submarinos clase Ohio y misiles Tomahawk, llevando bombas antibúnker GBU‑57 y suponiendo el ataque más directo estadounidense al corazón del programa nuclear de Irán en décadas.
El presidente Donald Trump describió la misión como un éxito “espectacular”, asegurando que todos los aviones involucrados regresaron sin bajas. Sin embargo, el golpe desencadenó una rápida respuesta de Teherán: el ministro de Exteriores Abbas Araghchi calificó la ofensiva de violación del derecho internacional e informó el lanzamiento de misiles contra Israel, con al menos diez heridos. A su vez, Irán amenazó con cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, clave para casi el 20 % del comercio petrolero mundial.
Desde el ámbito internacional, la escalada provocó advertencias globales: el secretario general de la ONU advirtió sobre los “riesgos escalada” y pidió moderación ; Reino Unido activó el comité de emergencia Cobra, mientras que Rusia y China condenaron la acción . Expertos anticipan que Irán podría recurrir a actores no estatales como Hezbolá o realizar nuevas represalias contra bases estadounidenses.
El ataque ha interrumpido cualquier intento diplomático en curso y abierto una espiral que podría avivar un conflicto regional a gran escala, con repercusiones en los mercados energéticos y la estabilidad global.
