México se encuentra ante una oportunidad sin precedentes con la Copa del Mundo de 2026. A un año del silbatazo inicial, el país afina detalles para convertirse, junto con Estados Unidos y Canadá, en anfitrión de un torneo que promete ser el más grande de la historia. Con sedes en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, el evento no solo impulsará el turismo y la economía, sino que también servirá como catalizador para proyectos de infraestructura, movilidad y recuperación urbana.
El Estadio Azteca será nuevamente protagonista al albergar el partido inaugural, haciendo historia como el primer recinto en recibir tres Copas del Mundo. Mientras tanto, ciudades como Monterrey se preparan para recibir a más de 200 mil visitantes, con actividades culturales, festivales y Fan Fests que buscarán ofrecer una experiencia más allá del deporte.
Más allá del balón, México aspira a dejar una huella duradera: una Copa que trascienda el espectáculo y se convierta en símbolo de unidad, modernización y proyección internacional.